El sábado 13 de diciembre se celebró el ya clásico encuentro de I.C. y familias de Extremadura. A pesar del frío día de invierno que amaneció, muchas fueron las familias que se desplazaron más 100 Km. para intercambiar experiencias. Quince familias con candidato a I.C. estuvieron entre ellos y se aproximaron para conocer de cerca a los usuarios y poder – en un ambiente distendido – disipar dudas y aclarar cuestiones preocupantes para ellos.

Como indicó la Dra. Lavilla en su exposición, “la fiesta”, como le gusta denominarla a ella, tiene dos objetivos básicos: dar información y que haya intercambio de experiencias entre los asistentes, para poder acotar expectativas entre los grupos que contactan. Hizo una breve exposición sobre cómo funciona el oído y de las partes internas del I.C.

Por su parte, desde la Federación AICE, Joan Zamora y Mª Teresa Amat, hablaron del mantenimiento y cuidados de la parte externa del I.C. y de los servicios postimplantación.

La atiborrada sala demostró que para el próximo año hay que encontrar un lugar con mayor capacidad para poder ubicar al gran número de asistentes.

En un momento dado, nuestro presidente manifestó que Extremadura tenía a gala ser la primera Comunidad Autónoma de España donde se implantó la detección neonatal auditiva universal, aunque la instauración del programa de I.C. de Extremadura no fue hasta el año 2001, bajo la coordinación de la Dra. Mª José Lavilla y su equipo formado por la foníatra Lucía Baéz, la logopeda Ana Palomino y el resto de colaboradores del servicio ORL. Pidió para ellos un aplauso de los asistentes así como el reconocimiento público que ya manifestó la Federación al otorgarle a la Dra. Lavilla, el Premio AICE 2008, que sólo tienen 14 ORL implantadores de España.

Por otro lado, lamentó que dicho programa no fuera más potente y tenga una lista de espera excesivamente larga, al no llegar a la tasa de 15 I.C. por millón de habitantes aceptada mayoritariamente como la adecuada.

Joan Zamora finalizó su intervención leyendo una emotiva carta de un usuario de I.C. extremeño de 77 años, que embargó de emoción a todos los asistentes.

El refrigerio que compartimos al finalizar la parte informativa sirvió de intercambio de experiencias, con un cálido contacto humano.

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