En estado de alarma, luce un doble aislamiento para el colectivo de implantados cocleares
Autora: Diana Garín Biel, socia de AICE-Aragón.
Publicado en el diario la Nueva España de Oviedo el 2 de mayo de 2020
Soy Diana, estudiante universitaria con hipoacusia neurosensorial, usuaria de un implante coclear (IC) y lucho cada día por superar las barreras de la discapacidad.
Lo cierto es que siempre hemos intentado buscar ese medio o esa oportunidad donde poder hablar sobre esta discapacidad y hacernos ver un poco más, pero son sólo aquellos más cercanos que viven nuestro día a día, los que pueden hacerse alguna idea de cómo vivimos y por lo que pasamos. Lamentablemente nuestra discapacidad existe, pero es invisible a los ojos de muchos y, por lo tanto, queremos transmitir a la sociedad el esfuerzo que las personas con IC realizamos día a día para conseguir la máxima inclusión en el mundo de los oyentes. Actualmente, a todos nos ha tocado vivir unas circunstancias excepcionales debido al COVID-19, pero a los implantados cocleares nos está afectando algo más de lo debido y queremos dejar constancia mediante este escrito para hacerlo llegar a más gente.
Antes de nada, familiarizar a todos los lectores con nuestra discapacidad explicando muy brevemente que un implante coclear es un dispositivo médico electrónico complejo que consta de una parte interna implantada y otra externa, devolviéndonos la audición a las personas sordas a través de impulsos eléctricos que nuestra mente traduce en, como diría yo, ‘’un nuevo idioma’’, desembocando así en una nueva percepción de los sonidos, interpretados y amoldados con el paso del tiempo, mediante rehabilitación. Suponemos a día de hoy que esto es lo más parecido a la audición de cualquier oyente. Una frecuente pregunta que recibo muy a menudo os la responderé ahora: oímos sí, pero no como tú. Escuchamos lo que conseguimos reconocer, lo que logramos traducir gracias a nuestro IC.